Es la noticia controvertida de la semana, pues es un organismo público quien pone en duda nuestra privacidad.
Personalmente confío bastante en los que han diseñado el estudio y no creo que se convierta en un nuevo caso Strava donde era relativamente sencillo descubrir quién generaba los datos.
Como se explica en La red de Mario, realmente es una medida de ahorro (y veracidad) comparado con el sistema de encuestas tradicional, pero no deja de doler que un organismo público pague a unas compañías privadas por nuestros datos. Indirectamente pagamos a las operadoras telefónicas por vender nuestros datos!
- En el artículo se explica cómo eviar el rastreo, pero lamentablemente no es un estándar ni, por lo general, algo tan fácil como desactivar una opción en la app de turno. Quizás tocaría legislar también sobre la comodidad de activar o desactivar cosas así.