Ya ha salido oficialmente la nueva promesa de los navegadores, el Microsoft Edge basado en Chromium. Es decir, tiene las mismas entrañas que Google Chrome pero está aderezado por Microsoft.
La situación debe ser muy mala cuando recibimos con alegría la aparición de una buena alternativa de Microsoft al navegador de esa multinacional que quiere saberlo todo de nosotros.
Lo cierto es que sí, estamos fatal. Y me gusta mucho este navegador, aunque todavía no le he dado un buen repaso. Sigo quedándome con Chrome por comodidad y con Firefox por principios.
También tenemos una comparativa básica entre los navegadores más relevantes del momento, saliendo bastante bien parado en todas las pruebas. Afortunadamente ya no vivimos en el 2008 y la diferencia en puntuación no es una diferencia notable en el día a día de un usuario medio.