Personalmente creo que todos los que ansían tener esta clase de ventajas en las redes sociales se merecen ir al infierno de cabeza (y algunos ya lo sufren con las múltiples estafas que existen en torno a estos temas).
Comencemos por educarnos nosotros mismos y a nuestro entorno en un uso respetuoso y lógico de la mensajería instantánea: respondo cuando quiero y cuando puedo. Si es urgente hay medios más eficaces y si no lo es, pues no lo es y no se debe esperar otra cosa a cambio.
Considerar esta clase de actitudes razonables como antisociales es lo que hacen que la sociedad viva del fingimiento.