Resulta que cuando recortas (o desenfocas) una imagen con el editor de capturas de pantalla de Windows o del teléfono de Google te puedes llevar la sorpresa de que no se haya eliminado de forma definitiva aquello que has recortado.
Lo han bautizado como acropalypse y puede ser realmente grave debido al clásico flujo de compartir pantallazos en redes sociales. Espero y confío en que no se extienda a muchos más editores (los de las propias redes sociales, por ejemplo), porque puede convertirse en una buena debacle