El tema de los escritorios que suben y bajan lleva interesándome bastante tiempo, especialmente desde que con la pandemia tuve que comenzar a trabajar desde casa. Estos sistemas cuestan su dinero, pero tampoco es una locura si lo comparamos con mesas tradicionales.
Lo que me tira para atrás de esta clase de inventos es, por un lado, la superficie del tablero más limitado y el dolor de cabeza que puede ser la gestión de cables cuando tienes un equipo lleno de accesorios. Pero en el trabajo, donde cuento con un miniPC, estaría encantado de tener algo así.