Parece que los taxis (en las grandes ciudades) tienen una mala fama ganada a base de mucho esfuerzo, pero a veces parece que por eso nos olvidamos de todo lo bueno que ofrecen como, por ejemplo, unos precios regulados.
Uber se escuda en su algoritmo para subir precios en base a la demanda.
Que hay un atentado y nadie quiere ir por la calle? suben los precios.
Que hay un diluvio catastrófico y los medios de transporte no dan a basto? suben los precios.
Y ahora resulta que también aprovechan datos privados como la poca batería de tu móvil para especular, lo cual ya no debería sorprender a nadie.