La próxima gran actualización de Windows 10 nos va a pillar en plena semana santa y no estoy muy seguro de cómo puede afectar eso en el entorno laboral. Asumiendo que la actualización comience el martes pero vaya llegando poco a poco, muchos se encontrarán con el miércoles por la tarde con la sorpresa y encarando el jueves y viernes santo con unos ordenadores que bien podrían fallar.
Me gusta ser un poco alarmista de vez en cuando, pero realmente no creo que haya grandes problemas. Cosas muy específicas quizás, pero nada grave.
Eso sí, a ver cuanto espacio libre exige y cómo los “early adopters” se pelean para conseguirla en el minuto uno.