Parece un chiste pero no lo es: la web de Renfe es el prototipo de web mal hecha y peor gestionada, con parones habituales para mantenimiento, interfaz poco clara y problemas constantes a la hora de comprar billetes online.
Alguien en la compañía pensó que sería buena idea promocionar sus nuevos trenes de bajo coste con ofertas de inauguración en la web… y el resultado ha sido el evidente: colapso e incapacidad para comprar nada.