La pandemia aceleró el proceso de normalización de los pagos digitales (yo mismo he cambiado mis hábitos) y la moneda digital de los bancos centrales pueden ser la puñalada definitiva al efectivo.
En el artículo se hace hincapié en los posibles problemas de privacidad que todo esto puede conllevar y espero que se atajen antes de que se ponga todo en marcha.