Entiendo que este tema es muy sensible, pero es innegable que con estas actitudes solo estamos retrasando el problema hasta una edad en la que los padres y madres dejan de tener gran parte de su autoridad.
Podemos prohibir una herramienta o podemos fomentar su uso consciente y responsable (además de tutorizado) desde el momento en que comiencen a tener inquietudes. En ese sentido me ha gustado mucho la reflexión de Crianza Digital en TikTok donde apunta a que el riesgo es menor que la cantidad de oportunidades que ofrece.
Lo más importante aquí es que la alternativa general a no usar móvil sería tener a los niños recluidos entre casa y colegio como en tiempos de pandemia, viendo la televisión y jugando solos (en una España donde las familias con dos niños o más escasean).
Y qué ocurrirá cuando tengan 16 años y le ofrezcamos el ansiado móvl? pues que no sabrán gestionarlo, no tendremos capacidad para controlarlos y, además, la ventaja del «nativo digital» se habrá esfumado por completo en un mundo que depende totalmente de esto.
Mi sensación como profesor que trabaja con niños es que la gran mayoría no rechaza salir a jugar con sus amigos por quedarse viciando con el móvil, sino que cuando lo hacen es porque no tienen una mejor opción: ya sea porque les ha costado socializar (en cuyo caso el móvil puede ayudar mucho), porque sufren bullying (donde un móvil puede empeorar la situación) o porque la situación familiar/ubicación no lo permiten.
Este contenido se publicó originalmente en El Cuaderno, donde divago más profundamente sobre toda clase de temas