Recuerdo haber pensado hace una década (cuando salió la primera Xiaomi Mi Band) en lo chulo que sería tener anillos que monitorizasen nuestra actividad física.
Desconfío un poco de la calidad de sus sensores, pero parece milagroso que su escasísima batería le permita vivir durante casi una semana cuando los relojes inteligentes tienden a aguantar entre uno y dos días (lo que nos recuerda que las pantallas son el mayor agujero negro en este aspecto). Y lo mejor es que en esta clase de dispositivos con batería escasa no necesitas ni tecnología de carga rápida para que se complete la batería en un suspiro!
Las cosas como son, por su precio (inferior a 50 euros) lo veo como un regalo muy interesante de cara a estas Navidades… pero yo no acabo de fiarme de ninguna marca como para dar el paso.