
El Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de Estados Unidos ha cambiado su recomendación con respecto a la obligatoriedad de cambiar periódicamente nuestras contraseñas. Y quizás sea el momento para exigir, a cambio, contraseñas más largas y sugerir que, por lo menos, se compongan por varias palabras aleatorias y no interrelacionadas.
Personalmente odio esta práctica y me cuesta muchísimo no caer en la tentación de usar referencias temporales en cada iteración.