Lo único que me gusta de Instagram es que, por algún tipo de convención que no alcanzo a comprender, nadie se cebaba subiendo veinte fotos seguidas de sus vacaciones.
Sin embargo, ahora ya tendrán excusa para hacerlo e inundarnos con más y más fotos insustanciales. Eso sí, al menos parece que se han trabajado un buen sistema para evitar la saturación.