Hace un tiempo me vi en la duda de si comprarme un disco duro SSD o un nuevo monitor… a simple vista, un segundo monitor me permitiría hace muchas más cosas a la vez, algo muy jugoso para quien se obsesiona con la eficiencia.
Sin embargo, me decidí por el disco duro y no me arrepiento para nada. No es que mi ordenador anduviese falto de potencia, pero arrancar Windows en 10 segundos y abrir Photoshop en 2 añaden un extra de comodidad.
Lamentablemente aún no son el sustituto ideal de los discos duros tradicionales, pero sí son el complemento ideal cuando, como dicen en el título, se quiere rejuvenecer un sistema anticuado. Otras dos alternativas, tal como dicen en este otro artículo, son renovar la tarjeta gráfica (al menos si eres asiduo a los juegos de ordenador) y ampliar la memoria RAM.