Todos debemos entender que los altavoces inteligentes están siempre activos (salvo que tú apagues su micrófono), por lo que se convierten en un sistema de espionaje potencialmente peligroso.
Pero también debemos recordar que los altavoces en este caso son solo una pequeña parte de la ecuación, ya que Google lleva ofreciendo el sistema de escucha muchos años. Y no solo eso, muchas de sus aplicaciones piden permisos para usar el micrófono con la excusa de buscar con la voz… pero solo Google sabe lo que realmente hace con esas capacidades.
Con todo eso en mente, cada uno debe decidir si le compensa el uso de comandos de voz a través del teléfono o el altavoz.
Personalmente lo que más me entristece del nuevo escándalo con altavoces inteligentes es comprobar cómo Google se calló cuando la tormenta estaba sobre Amazon, en vez de adelantarse al problema reconociendolo y dando una leve imagen de (falsa) transparencia.