
Me quedo perplejo ante la reflexión de este artículo: el software libre asusta porque ofrece demasiadas opciones a sus usuarios. Su autor ha creado una interfaz mínima personalizada que usa como base Handbrake, un magnífico conversor de vídeo de código abierto. Y lo único que permite con su variante es convertir automáticamente vídeos a MP4 en 1080p y 30fps con el preset de conversión más rápido y de peor calidad.
Podemos aceptar que el código abierto tiene problemas típicos de nicho (demasiada especialización, poca documentación, interfaces incoherentes e incomprensibles), pero desvalijar los programas de todas sus capacidades no puede ser la solución. Es que ni las apps móviles más vagas se han atrevido a ofrecer algo tan insulso y, desde luego, tampoco el software propietario popular en sistemas de escritorio.
Seguir leyendo









