
Todo parece indicar que escribir correctamente mediante el método clásico de la mecanografía es un «arte» que está cayendo en el olvido entre las generaciones más nuevas. Personalmente no creo siquiera que ese sea el mayor problema: niñes y adolescentes se han habituado al teclado predictivo y se fijan cada vez menos en temas ortográficos y en el uso de teclados fuera de una pantalla.
Toda la vida ha habido gente que, sin saber colocar las manos, escribía a una buena velocidad… y eso solo se consigue con la práctica continuada en un teclado físico. Yo fui de esas personas, pero con el tiempo y ya de adulto me decidí a cambiar completamente mis hábitos de escritura: pasé de 500 pulsaciones por minuto a 400, pero ahora escribir es un gusto para mí.
Supongo que por eso en mi aula el único curso que está prácticamente todo el año disponible es el de mecanografía para niñes y adolescentes. Desde los seis años ya pueden comenzar a coger el hábito pero si se introducen más tarde tampoco supone gran problema de adaptación (siempre que haya un mínimo de supervisión durante sus practicas). Si a eso le sumas que las propuestas modernas de aprendizaje como Typing están muy bien gamificadas, la adaptación es inmediata.