
Algo que aprendí por la fuerza durante los meses de cuarentena encerrado en mi casa es que debemos cuidar los ojos y hacer que funcionen más allá de esos pocos metros cuadrados que ofrece nuestro hogar o trabajo.
Como suele ser habitual en este tipo de artículos, las referencias a evidencias científicas brillan por su ausencia y toca confiar en que lo haya escrito alguien informado y no sea la vomitona de una IA inventándose consejos absurdos. Personalmente doy fe de que son el mismo tipo de ejercicios que me recomendaron al vivir pegado a una pantalla: parpadear más, enfocarse en la lejanía cada media hora aproximadamente y mover los ojos en todas las direcciones de vez en cuando. Al principio puede ser interesante ponerse una alarma, pero en semanas uno lo integra como costumbre y comienza a hacerlos en cualquier minuto libre.










