Resulta que Chromium, el proyecto sobre el que se basan Google Chrome, Microsoft Edge, Vivaldi o Brave, favorece las páginas de Google dándole acceso mediante una API secreta a recursos adicionales de nuestro sistema.
A estas alturas creo que esta estrategia de Google ya no sorprende a nadie, pero no deja de ser llamativo que hasta empresas rivales como Microsoft ayuden indirectamente a Google con su propia alternativa.