
Me quedo perplejo ante la reflexión de este artículo: el software libre asusta porque ofrece demasiadas opciones a sus usuarios. Su autor ha creado una interfaz mínima personalizada que usa como base Handbrake, un magnífico conversor de vídeo de código abierto. Y lo único que permite con su variante es convertir automáticamente vídeos a MP4 en 1080p y 30fps con el preset de conversión más rápido y de peor calidad.
Podemos aceptar que el código abierto tiene problemas típicos de nicho (demasiada especialización, poca documentación, interfaces incoherentes e incomprensibles), pero desvalijar los programas de todas sus capacidades no puede ser la solución. Es que ni las apps móviles más vagas se han atrevido a ofrecer algo tan insulso y, desde luego, tampoco el software propietario popular en sistemas de escritorio.
Me imagino, siguiendo el ejemplo de MagicBrake, una sección de descargas de su hipotética web oficial con variantes del mismo programa: MagicBrake 720p, MagicBrake for TikTok, MagicBrake ultrawide, MagicBrake HDR, MagicBrake 4k, MagicBrake Pro, MagicBrake Custom… el usuario no necesita ser mononeuronal sino que el programa se adapte a sus necesidades. Handbrake podría hacerlo mejor con una opción de configuración básica (al estilo OBS), pero MagicBrake no puede ser una alternativa aceptable.
