
Artículo interesante sobre la deriva introvertida de la red actual. Hemos pasado de la hiperexposición, muchas veces sin controlar el nivel de privacidad de cada elemento, a un hermetismo extremo en el que la gente ya no se plantea publicar nada personal.
Podría decirse que es un tema generacional, como si los post-adolescentes hubieran aprendido de los errores de sus mayores. Pero va mucho más allá y se aplica de forma generalizada en casi cualquier sector de edad. Un fenómeno causado por el éxito del algoritmo de redes sociales que premia a lo popular y castiga a lo personal pero también por la caída de esa venda que no nos dejaba ver cómo nos exponíamos ante la crítica desalmada de desconocidos.
El problema de esto es que la web se profesionaliza y ya nadie te recomienda algo porque le haya gustado genuinamente sino que los influencers se convierten en los únicos referentes. Los nichos que fueron el impulso de la web y blogosfera hace un par de décadas están en horas bajas y encerrados en burbujas difíciles de encontrar. Lo más desalentador es que, en todo este análisis, aún no se menciona a quien probablemente dé la estocada definitiva: la Inteligencia Artificial.










